Tiene forma la amargura, forma de boca en los desesperados, en aquellos que ya han vivido casi todo y no encontraron la felicidad. Envenena todo lo que toca. Si consigue expandirse y alcanzar corazones ajenos, puede ser devastadora.
Se encierra en los cuerpos y se niega a abandonarlos. Se enreda entre sus venas para usarlas como látigos. Secuestra las mentes y las ciega sin piedad.
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