El poeta:
Ha caído el día. Míralo, se ha hecho añicos contra el suelo. Quien diría ahora que amaneció poderoso...tengo pocos minutos para recomponerlo, como el cirujano minutos para que el corazón vuelva a latir.
Está destrozado y a dañado el parquet.
¿De qué está hecho para caer así y ponerlo todo patas arriba?
Dios, mi madre me va a matar como vea esto...
El suicida:
Subiré la persiana y abriré la ventana, para que entre la luz, ya verás como mañana esto te parecerá un mal sueño y cada cosa estará en su sitio.
El poeta:
No. Aléjate de la ventana, ya oíste al médico, es perjudicial para tu salud.
El suicida:
¿Te digo yo cómo tienes que llevar tu vida?
Entonces, déjame a mi con mi muerte...La luz te dará esperanza, verás el mundo con otros ojos. Y yo también la necesito...pero para dejar de verlo.